martes, 6 de julio de 2010

El negocio ilegal que era propio del estado Táchira...


Tabuas Mireya, (2010, abril 25), "El negocio de la gasolina en la frontera", http://www.biendateao.com/?p=2033.

El tráfico de combustible se ha convertido en el nuevo sustento de los habitantes de Sinamaica, lo cual afecta su cultura y su ambiente.
Su hijo se embarca todas las noches sobre una bomba de tiempo, pero él, como padre, lo justifica: “Qué más van a hacer los muchachos jóvenes si aquí no hay trabajo”. A falta de peces, y con un turismo en baja, los habitantes de la laguna de Sinamaica han encontrado en el tráfico de gasolina una nueva forma de vida.
Desde hace dos años los cayucos -lanchas­ sirven para algo más que pescar o transportar gente. Son el medio para movilizar combustible sin tener que pasar por las alcabalas terrestres, especialmente la de la Guardia Nacional que está en el río El Limón.
El destino de la gasolina y el gasoil es Maicao, ciudad fronteriza con Colombia. El motivo se conoce: la abismal diferencia entre los precios del combustible entre Venezuela y el vecino país. El negocio ilegal que era propio del estado Táchira, ahora se reproduce en el norte del estado Zulia e involucra a la población indígena añú, que vive en la pobreza y a la cual se le han ido limitando las fuentes de ingreso.
Ya la comunidad no duerme.
La noche perdió su silencio y su virginidad. Parece una autopista de Caracas. En la laguna sólo se escucha el motor de las lanchas, minuto a minuto, llevando y trayendo bidones. La oscuridad es la mayor cómplice de lo ilícito. Los vecinos no dicen nada, aunque tienen miedo del peligro que corren con cada traslado nocturno de un producto tan riesgoso.
Sin embargo, los añú no son los grandes beneficiarios de los enormes ingresos que da el tráfico de gasolina, sólo son contratados para el servicio de transporte por quienes perciben la verdadera ganancia.
“Los dueños de los camiones ­que son los que mueven este negocio­ son los bachaqueros, los guajiros colombianos, la mayoría mujeres. Son muy peligrosos”, cuenta con precaución un intermediario.
Protegido por el anonimato relata cómo funciona la actividad: los bidones de gasolina se llenan en varias estaciones de servicio del estado Zulia, especialmente de de Mara y Las Palmas; luego, los trasladan en los camiones a algunos caños escondidos. Hasta esos lugares llegan los añú en sus lanchas para recoger los bidones o pipas (de aproximadamente 60 litros cada uno). “Para el transporte contratan a muchachos jóvenes y fuertes, que pueden subir los pesados bidones a las lanchas”, indica el padre cuyo hijo se dedica a esa tarea. Algunos llevan a los niños para que sirvan de escudo si llega la guardia. “Muchos alumnos han dejado de asistir a clases para trabajar con sus papás en esta actividad”, cuenta una maestra de primaria.
Cada canoa puede cargar entre 12 y 20 bidones por viaje ­que representan una ganancia aproximada de 200 bolívares­ y cada noche hacen varios traslados. El trayecto final es Puerto Cuervito, donde están los camiones receptores de la gasolina. Allí la actividad ilegal se hace sin disfraces, a pesar de haber un módulo policial en la zona. Desde este punto, los vehículos se mueven por trochas que no están custodiadas y, según cuentan los que conocen la zona, llegan sin problemas a la frontera colombiana.
No sólo por agua, el negocio también se hace por tierra. Los viejos carros que llevan pasajeros por la ruta de El Moján tienen como verdadero objetivo vender su gasolina. Llenan su tanque completo en las estaciones de servicio de Cuatrobocas, La Concepción y Mara (para lo que hacen colas de hasta dos horas), luego se las venden a las caletas que están en el pueblo de Sinamaica y regresan por más.
En el tráfico de combustible, la unidad de compraventa es denominada como punto y equivale a 20 litros. Al precio actual de la gasolina en Venezuela, un punto debería costar menos de 2 bolívares, pero en el norte del estado Zulia es vendido a los camioneros 10 veces más caro por la comisión que cobran los expendedores del producto. Aún así, para los bachaqueros todo es ganancia, según cuenta un intermediario, pues este precio puede quintuplicarse en Colombia. Es un negocio en el que muchos ganan. Por eso muchos callan.
Un negocio que, además, pone en riesgo a los añú.
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Se evidencia que cada vez más hay gente que cambia su forma de vida, cada vez, más personas se dedican al trafico ilegal de combustibles en la frontera, por una sola razón, es posible comprarla y venderla con mucha facilidad, eso sólo se frenará cuando no sea posible adquirirla en cualquier estación de servicio, es decir, cuando se aplique un verdadero control automatizado que permita a los venezolanos comprar y utilizar toda la gasolina que necesiten, pero nada más. Cualquier otro intento de control esta condenado al fracaso, ya que la discrecionalidad de los funcionarios encargados de administrar las estaciones de servicio esta constantemente expuesta y tentada por el poder del dinero de los contrabandistas, y eso sólo podrá controlarse al eliminar la discrecionalidad, para no decir que aumentar el precio sería la solución definitiva., aunque la más expedita, pero la que seguramente no será implementada por lo explosiva que podría ser…

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