martes, 29 de marzo de 2011

Gasolina y Alimentos en la frontera

Entre el contrabando de extracción y la matraca

Finaliza el mes de Marzo de 2011, en todas partes del mundo se tiene de manera constante manifestaciones en contra del aumento sostenido de los precios de los combustibles, los cuales de acuerdo con los expertos en la materia obedece fundamentalmente al efecto que ejerce de manera directa el alto precio del petróleo impulsado por la crisis en el norte de África desde inicio de este año, donde las protestas han provocado la salida de los presidentes de Túnez y Egipto, y a la fecha los aliados (Estados Unidos, Reino Unido y Francia) liderados por la OTAN bombardean constantemente a Libia en su afán por defender a sus habitantes, es decir, al pueblo Libio de los ataques emprendidos por el Coronel Gaddafi. Esta situación de inestabilidad social y política se ha extendido sin un limite claro de finalización, ya que aun las fuerzas leales a Gaddafi continúan resistiendo. Este escenario sólo ha tenido contrapeso luego del desastre natural de Japón donde un terremoto de 9 grados y un Tsunami devastaron parte de la isla, lo que influyo en la disminución de la demanda de energía, pero no ha sido suficiente para hacer retroceder los altos precios del petróleo.

Ante el escenario de guerra y destrucción descrito, no se visualiza una solución aparente a los altos precios del crudo y sus derivados, por lo que no parece descabellado decir que los precios de los combustibles seguirán su ruta hacia las alturas haciéndose cada vez menos accesibles a los consumidores.

Tal es el caso de Colombia donde las formulas aplicadas por el gobierno y los diversos impuestos y sobretasas adicionados hacen de sus combustibles de los más caros, con precios por encima de 1 dolar por litro. Esto contrasta con Venezuela en donde se tiene congelado el precio por litro de gasolina en Bs. 0,097 desde 1999 y luego de la devaluación de enero 2011 apenas significa 0,02 dolares. Ante esta notable diferencia ya pueden imaginarse todo lo que sucede en nuestra frontera común que tiene una longitud aproximada de 2.300 Km.

En estos días de marzo en esta frontera particularmente en el estado Táchira con el Norte de Santander de Colombia, las cosas están en un nivel en el que se tiene seis (6) alcabalas en la ruta entre Capacho y San Antonio del Táchira, en un trayecto carretero que a lo sumo tiene 20 Km; en el que se pueden contar: una alcabala de la Guardia Nacional (GN) en la salida de Capacho, la siguiente alcabala también de la GN esta en Apartaderos, unos kilómetros mas abajo el punto que sirve de mirador esta una alcabala del Ejercito, luego en el punto de control de Peracal esta la histórica alcabala controlada por la GN y a menos de 1 kilómetro esta una estación de peaje que no funciona como tal, sin embargo es un nuevo punto de control de la GN en conjunto con el Seniat y Transito Terrestre, para cerrar con broche de oro esta una alcabala de la Policía local a escasos 500 metros después de pasar el peaje.

Al parecer estos seis puntos de control no son suficientes, ya que, al revisar las informaciones publicadas por la cuenta de twitter @areacucuta, uno de los principales problemas es la gasolina que entra de contrabando desde Venezuela alterando el normal funcionamiento de la economía de la localidad, eso sin contar el rubro de los alimentos y bebidas que escasean en Venezuela y se encuentran en cualquier tienda ó abasto de Cucuta.

A decir de los habitantes de la capital del departamento Norte de Santander de la república de Colombia, el desempleo se ha desbordado, por lo que muchas de estas personas sobreviven vendiendo gasolina y diesel de contrabando, mientras otras hacen lo propio con los alimentos y bebidas.

Ahora, la pregunta que cabe es ¿cómo llegan estos productos a Cucuta?, la respuesta es fácil: alguien los deja pasar. El mecanismo empleado es que los contrabandistas ahora dejan las ganancias de la gasolina como garantía de que el resto de la mercancía logrará llegar al otro lado de la frontera, es decir, aseguran que toda la comida subsidiada o no, comprada en Territorio Venezolano, pueda ser revendida en Cucuta y sus alrededores.

Tremendo negocio para las mafias que se aprovechan de la necesidad de unos y de la falta de control que existe en la frontera del lado venezolano, sin embargo no todo es perdida, ya que al menos se ha puesto mano dura a los llamados paramilitares que se habían posicionado en San Antonio y Ureña y estaban queriendo imponer su ley, haciéndolos retroceder hacia su territorio de origen, lo que por supuesto ha recrudecido sus acciones en contra de la población con las indeseables consecuencias de la drástica reducción del turismo interno y externo, es decir, la situación en Cucuta no esta fácil, lo que influye de manera indirecta en la calidad de vida de la frontera del lado venezolano.

Esperemos que en Libia retorne la calma al igual que en Siria donde se han iniciado movimientos para crear caos, y que así como allá, en estas latitudes de nuestra América se pueda vivir de acuerdo con el precepto fundamental de Comte, “el amor como principio, el orden como base y el progreso como fin”.


--Video de manifestación a las puertas de Ecopetrol en Bogota-Colombia